Monday, August 27

¿Cómo trabajo con un jefe autoritario?


La dinámica es linda. Diferentes grupos.
Una tarea en común y un clima de competencia.
Armar en el menor tiempo posible una torre que sea estable, bella y alta.
Materiales: papel de diario. –Full Stop.
Instructor munido de metro rebatible que utilizará más tarde para determinar un ganador y guías impresas con instrucciones. Pide tres colaboradores.
Se los lleva a una charla privada fuera del aula. Les da indicaciones.

Preparados, listos, ¡ya!
El tirano corre y , a merced de sus agujas, todos se sumergen en un bullicio de trabajo.

Se les comunica que el tiempo de la competencia comenzó.
Además, se acaban de enterar que esos voluntarios que ahora retornan al aula, serán los lideres de proyecto.
Son ellos quienes sostienen en sus manos la guía con el “paso a paso”.
Manos a la obra. Algunos con timidez, otros con entusiasmo empiezan a compartir ideas acerca de cómo sería mejor construir la torre de papel.
Aún desconocen, que después de aplaudir al equipo ganador, tendrán la oportunidad de calificar a ese líder y decir como se sintieron trabajando para él/ella.

Pero, en este grupo que me toca observar, el integrante, que hace las veces de coordinador, con gesto adusto, se niega a escuchar a nadie.
Parece que tiene una gran idea.
Cuenta lo que quiere que hagan, como quiere que lo hagan y distribuye las tareas.
No se aparta ni un solo segundo del grupo. Los observa sin alentar. Corrige algunos desvios menores, que lo alejan de su visión primera.
Sin empatía, con un tono sereno y firme, da instrucciones.

He realizado decenas de veces esta dinámica en cursos de Direccion de equipo de diferentes empresas.
No les voy a contar el final, porque leerlo no es lo más rico, sino reflexionar acerca de cómo impactan los estilos de liderazgo en la gente y cuándo parecieran ser más efectivos.

Respecto de la "resonancia", término que utiliza Goleman[1] “el líder autoritario, elimina el temor proporcionando una dirección en situaciones criticas.
El impacto que genera en el clima es muy negativo porque suele aplicarse de un modo no adecuado y resulta apropiado cuando se requiere realizar un cambio muy rápido o con trabajadores conflictivos”.

Volviendo al equipo diseñador y constructor de la torre más alta, bella y capaz de sostenerse sin apoyos, sin importar las culturas organizacionales, industrias y edades de los participantes, las reacciones se dividen en un par.

Para mi sorpresa, el líder que se impone es culturalmente aceptado.
Sin embargo, su éxito reside en la calidad de la idea que tiene para alcanzar al objetivo.

Si a pesar de comportarse como un déspota que no escucha, impide al resto opinar, ni determinar siquiera algún detalle nimio cómo el modo en el que doblarán las hojas de papel, sabe como llevarlos a la victoria, los integrantes mascullan su malestar, pero obedecen. Algunos de mala gana, pero acatan.

Se impone porque puede y los hace creer que el éxito dependió de su idea.

Pero, si quien ejerce el rol autoritario, no dio en el clavo con el modo mas apropiado de construir la torre y por ende ganar, ahí se observa la falta de compromiso.
Durante el juego, se distraen, se rien, no les importa el tiempo que corre, ni la calidad del producto final. Boicotean al líder porque además no se sienten parte de nada.
Y cuando deben calificarlo, lo destrozan.

Exhiben su enojo dando cuenta del mal trago que éste les hizo pasar y justifican desde allí el mal resultado grupal.

Interesante para observar a nuestro alrededor y ver cuán ficticio es el clima que se genera en las dinámicas de los cursos, ¿no?

Susan Arévalo
30.07.12





[1] El líder resonante crea más Richard boyatzis, Annie Mc Kee, Daniel Goleman Editorial Plaza Janés

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